jueves, 23 de julio de 2009

Los odres nuevos (Capítulo 2)

Capítulo II

Mientras que el Nuevo Testamento claramente demuestra que el propósito y función principal de la primera iglesia era la edificación, de la misma forma indica que la práctica de “partir el pan” o “la cena del Señor” era el foco principal. Esto queda demostrado abundantemente en pasajes tales como…

Hechos 20
7. Y el día primero de la semana, juntos los discípulos á partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente: y alargó el discurso hasta la media noche.

I Corintios 11
20. Cuando pues os juntáis en uno, esto no es comer la cena del Señor.
21. Porque cada uno toma antes para comer su propia cena; y el uno tiene hambre, y el otro está embriagado.
22. Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿ó menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué os diré? ¿os alabaré? En esto no os alabo.
23. Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la no-che que fué entregado, tomó pan;
24. Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí.


El punto más importante en las reuniones de la Iglesia del Nuevo Testamento no era otra cosa que la cena del Señor. En Hechos 20 se nos dice que los discípulos se reunieron a partir el pan en el día del Señor. En su carta a la Iglesia de Corintio, Pablo reprende a los hermanos por apartarse del foco principal de la asamblea, riñéndoles por no juntarse a comer la cena del Señor (lo que deberían haber hecho) sino que se reunieron para comer su propia cena.
Referente a este punto, Hechos 2:42 declara que los primeros cristianos continuaban firmes en “el partir el pan” entre otras cosas.

Hechos 2
42. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones.

El partir el pan representa a Cristo en su trabajo de Salvación
El partir el pan representa la forma de vida del cristiano. En primer lugar apunta a la humanidad de Jesús. En la misma manera que el Hijo de la gloria tomó para sí la forma de sirviente en la bajeza de la carne humana, de la misma forma el partir el pan, siendo la forma mas baja y básica de todos los alimentos, apunta a la humildad del Mesías. Al aceptar para sí el Hijo del Hombre, se convierte accesible a todos nosotros, al igual que el pan es accesible a todos, ricos y pobres.
El partir el pan también nos recuerda la cruz sobre la que el cuerpo de nuestro Señor fue roto mientras se aseguraba nuestra salvación. Así, los mismos elementos presentes en la mesa del Señor representan la muerte; el pan está hecho del trigo molido y el vino esta hecho de la uva prensada. No solamente el partir el pan representa la muerte de Cristo, sino también su resurrección. Puesto que por causa del pan partido es por lo que se representa la presencia viviente de Cristo entre nosotros.
Porque el grano de trigo fue a la tierra fértil, ahora vive y produce muchos granos como él.

Juan 12
24. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva.
Por esta razón nuestro Señor declaró que si nosotros comíamos su carne y bebíamos su sangre, obtendríamos la vida.

Juan 6:53
53. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
En esta referencia, la revelación del Cristo resucitado está unida al pan. Cuando él comió con sus discípulos era el pan lo que partía con ellos.

Juan 21:13
13. Viene pues Jesús, y toma el pan, y les da; y asimismo del pez.
Además, el Cristo resucitado se dio a conocer a los dos hombres en el camino a Emaús solamente después que hubiera partido el pan con ellos.

Lucas 24
30. Y aconteció, que estando sentado con ellos á la mesa, tomando el pan, bendijo, y partió, y dióles.
31. Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron; mas él se desapareció de los ojos de ellos.
32. Y decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
El testimonio de unidad del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, también incluía la partición del pan. Recordemos que solo había un pan cuando los primeros discípulos partían semanalmente en cada lugar donde se reunían.

I Corintios 10
17. Porque un pan, es que muchos somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel un pan.
Con seguridad el Señor penó cuando las multitudes de sus hijos viviendo en la misma comunidad, partían el pan como si todos fueran un Cuerpo separado. En pocas palabras, partir el pan cuando se tiene un espíritu sectario es algo muy serio ante los ojos de Dios. Este era el error de Corinto, y el apóstol les amonestó con severidad por ello.

I Corintios 11
27. De manera que, cualquiera que comiere este pan ó bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28. Por tanto, pruébese cada uno á sí mismo, y coma así de aquel pan, y beba de aquella copa.
29. Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor.



La Cena del Señor – Una Comida de Alianza

Es importante señalar que la cena del Señor era originalmente tomada en el contexto de una comida mayor. Cuando el Maestro en persona instituyó la cena, fue tomada como parte de la fiesta de Pascua, que sirvió como antecedente de la mesa del Señor por todo el Antiguo Testamento. Además el contexto de I Corintios 11 deja bien claro que los creyentes se reunían a comer la cena como una comida cualquiera; puesto que podemos considerar muy difícil en emborracharse con un pequeño vasito de jugo de uva o satisfacer el hambre con pedacito de pan.

I Corintios 11
21. Porque cada uno toma antes para comer su propia cena; y el uno tiene hambre, y el otro está embriagado.
22. Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿ó menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis á los que no tienen? ¿Qué os diré? ¿os alabaré? En esto no os ala-bo.

33. Así, que, hermanos míos, cuando os juntáis á comer, esperaos unos á otros.
34. Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, porque no os juntéis para juicio. Las demás cosas ordenaré cuando llegare.
Además la palabra utilizada en el Nuevo Testamento significa literalmente: cena, comida o banquete y la palabra mesa indica una mesa puesta con todos los alimentos listos para comer.

Lucas 22
14. Y como fué hora, sentóse á la mesa, y con él los apóstoles.

I Corintios 10
21. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios: no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.
En consecuencia, la cena del Señor incluía una cena de hermandad. Era la comunión de sobremesa de los santos – una festejo familiar – una cena de alianza. Por esta razón, la primera iglesia se refería a la cena como un ágape, o fiesta de amor fraternal.

Judas
12. Estos son manchas en vuestros convites, que banquetean juntamente, apacentándose á sí mismos sin temor alguno: nubes sin agua, las cuales son llevadas de acá para allá de los vientos: árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;


La palabra griega que traduce “banquetean” es precisamente agape.
Desgraciadamente, siglos de tradición eclesiástica han dejado hoy día una truncada versión de la cena bastante alejada de lo que fue en el Nuevo Testamento. Como consecuencia, el significado comunal del partimiento de pan, ha sido permanente perdido. Robert Banks deja ver lo siguiente acerca del aspecto de hermandad familiar que tenía la cena:
Esta cena era de vital importancia puesto que en la medida que los miembros comían y be-bían juntos, su unidad aparecía como una expresión visible. La cena era un verdadero evento social… la cena que habían compartido juntos recordaba a los miembros de su relación con Cristo y a unos y otros haciendo más profundas esas relaciones en la misma manera que la participación en una comida generalmente cimenta y simboliza la amistad entre una familia o grupo de personas. (La idea de Pablo sobre la Comunidad)
G.H. Lang dice algo parecido cuando escribe:
Fue precisamente durante la cena social de la Pascua cuando el Señor introdujo la nueva asociación del pan y el vino con su persona y obra. En la forma que I Corintios 11 muestra que los creyentes de Corinto observaban la Cena en conexión con una reunión social en compañía de todos. Esto era conocido como el “Agape” o fiesta de amor, y debido a que esta fiesta había conducido a abusos en Corinto, el apóstol no repudia la práctica, sino que regula la celebración. Es importante que podamos ver claramente su importancia. Una casa común, el lugar; una cena normal, la ocasión; la Cena en callado y fácilmente unidos. No hay un edificio eclesiástico, no hay un ministro en funciones, no hay altar ni sacrificio, no hay vestidos ni adornos, sin luces, incienso, crucifijos u otras formalidades. La Cena observada en simplicidad; la casa allí misma dignificada, el alimento común santificado y solemnizado. (Las Iglesias de Dios)
>>>>Finalmente, el partir el pan apunta a la próxima y gloriosa venida de Cristo, donde la Novia presidirá en el suntuoso festival de bodas para festejar con su amado prometido la venida del reino del Padre.

Mateo 26
29. Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
La cena del Señor es por tanto un fiesta escatológica una figura del Banquete Mesiánico que en un futuro ocurrirá.
Mateo 22
3. Y respondiendo Jesús, les volvió á hablar en parábolas, diciendo:
4. El reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que hizo bodas a su hijo;
5. Y envió sus siervos para que llamasen los llamados á las bodas; mas no quisieron venir.
6. Volvió á enviar otros siervos, diciendo: Decid á los llamados: He aquí, mi comida he aparejado; mis toros y animales engordados son muertos, y todo está prevenido: venid á las bodas.
7. Mas ellos no se cuidaron, y se fueron, uno á su labranza, y otro á sus negocios;
8. Y otros, tomando á sus siervos, los afrentaron y los mataron.
9. Y el rey, oyendo esto, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó á aquellos homicidas, y puso fuego á su ciudad.
10. Entonces dice á sus siervos: Las bodas á la verdad están aparejadas; mas los que eran llamados no eran dignos.
11. Id pues á las salidas de los caminos, y llamad á las bodas á cuantos hallareis.
12. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron á todos los que hallaron, juntamente malos y buenos: y las bodas fueron llenas de convidados.
13. Y entró el rey para ver los convidados, y vió allí un hombre no vestido de boda.
14. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? Mas él cerró la boca.
15. Entonces el rey dijo á los que servían: Atado de pies y de manos tomadle, y echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes.
16. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

Mateo 26
29. Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

Lucas 12
35. Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras antorchas encendidas;
36. Y vosotros semejantes á hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y llamare, luego le abran.
37. Bienaventurados aquellos siervos, á los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando: de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten á la mesa, y pasando les servirá.
38. Y aunque venga á la segunda vigilia, y aunque venga á la tercera vigilia, y los hallare así, bienaventurados son los tales siervos.

Lucas 15
22. Mas el padre dijo á sus siervos: Sacad el principal vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y zapatos en sus pies.
23. Y traed el becerro grueso, y matadlo, y comamos, y hagamos fiesta:
24. Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; habíase perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25. Y su hijo el mayor estaba en el campo; el cual como vino, y llegó cerca de casa, oyó la sinfonía y las danzas;
26. Y llamando a uno de los criados, preguntóle qué era aquello.
27. Y él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha muerto el becerro grueso, por haberle recibido salvo.
28. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
29. Mas él respondiendo, dijo al padre: He aquí tantos años te sirvo, no habiendo traspasado jamás tu mandamiento, y nunca me has dado un cabrito para gozarme con mis amigos:
30. Mas cuando vino éste tu hijo, que ha consumido tu hacienda con rameras, has matado para él el becerro grueso.
31. El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
32. Mas era menester hacer fiesta y holgar nos, porque este tu hermano muerto era, y ha revivido; habíase perdido, y es hallado.

Apocalipsis 19
9 Y él me dice: Escribe: Bienaventurados los que son llamados á la cena del Cordero. Y me dijo: Estas palabras de Dios son verdaderas.


Por esta razón el partir el pan siempre se vio en el contexto de celebración, una cena envuelta por la alegría y acción de gracias. (Lucas 22:17, Hechos 2:46, I Corintios 10:16). Es un alegre recordatorio de, no solamente lo que nuestro Señor hizo en el Calvario, sino que también sobre lo que hará cuando regrese a su reino glorioso.

En resumen, el partir el pan posee implicaciones, pasadas, presentes y futuras. Es una proclamación de su glorioso acto de perdón, muriendo en la cruz por nosotros, en el pasado, una declaración de su permanente proximidad en el presente y un pronunciamiento de nuestra firme esperanza de su pronta venida en el futuro.
Además la cena del Señor envuelven el práctico significado de las tres principales virtudes: fe, esperanza y amor. Por medio de la cena, nos reafirmamos en la gloriosa salvación que es nuestra por fe, volvemos a expresar nuestro amor por nuestros hermanos al concentrarnos y reflexionar en un solo Cuerpo, y nos regocijamos en la esperanza de la pronta venida de Cristo. Por medio de su perfecta observación, nosotros proclamamos (presente) la muerte del Señor (pasado) hasta el día de su regreso (futuro).
Y mientras que algunos han hecho de la cena del Señor un acto literal y de sacrificio, otros lo han hecho meramente simbólico y conmemorativo. Sin embargo, de acuerdo al Nuevo Testamento, la cena del Señor no es un sacrificio perpetuo ni un vacío ritual. Por el contrario, la cena del Señor es una realidad espiritual. Esto es decir que el Espíritu Santo está en él presente, revelando al Cristo viviendo en los corazones de sus santos amados cuando cenan con él por medio de una hogaza de pan y un vasito de vino. Referente a esto, nuestro Señor a menudo utilizó la imagen de comer y beber para indicar nuestra espiritual comunión con él.

Apocalipsis 3
20. He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.



La cena y la mesa
A la vista de lo que hemos hablado, es instructivo hacer notar la cuidadosa distinción que el Nuevo Testamento hace entre la cena del Señor y la mesa del Señor. Aún considerando que ambos términos apuntan a la práctica singular de partir el pan, existe una sutil diferencia en su énfasis.
En I Corintios 10:16 - 22 Pablo habla acerca de la mesa del Señor.

I Corintios 10
16. La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
17. Porque un pan, es que muchos somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel un pan.
18. Mirad a Israel según la carne: los que comen de los sacrificios ¿no son partícipes con el altar?
19. ¿Qué pues digo? ¿Que el ídolo es algo? ¿ó que sea algo lo que es sacrificado á los ídolos?
20. Antes digo que lo que los Gentiles sacrifican, á los demonios lo sacrifican, y no á Dios: y no querría que vosotros fueseis partícipes con los demonios.
21. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios: no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.
22. ¿O provocaremos á celo al Señor? ¿Somos más fuertes que él?


Aquí el énfasis está en la Iglesia (v. 21) y el pan apunta al Cuerpo unido de Cristo (v. 17). Por tanto comunión y singularidad son los pensamientos dominantes en la mesa, poniendo énfasis en nuestro foco hacia el aspecto de hermandad de la cena. (v. 16 - 17)

I Corintios 11
17. Esto empero os denuncio, que no alabo, que no por mejor sino por peor os juntáis.
18. Porque lo primero, cuando os juntáis en la iglesia, oigo que hay entre vosotros disensiones; y en parte lo creo.
19. Porque preciso es que haya entre vosotros aun herejías, para que los que son probados se manifiesten entre vosotros.
20. Cuando pues os juntáis en uno, esto no es comer la cena del Señor.
21. Porque cada uno toma antes para comer su propia cena; y el uno tiene hambre, y el otro está embriagado.
22. Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿ó menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis á los que no tienen? ¿Qué os diré? ¿os alabaré? En esto no os alabo.
23. Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fué entregado, tomó pan;
24. Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí.
25. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí.
26. Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga.
27. De manera que, cualquiera que comiere este pan ó bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28. Por tanto, pruébese cada uno á sí mismo, y coma así de aquel pan, y beba de aquella copa.
29. Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor.
30. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros; y muchos duermen.
31. Que si nos examinásemos á nosotros mismos, cierto no seríamos juzgados.
32. Mas siendo juzgados, somos castigados del Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
33. Así, que, hermanos míos, cuando os juntáis á comer, esperaos unos á otros.
34. Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, porque no os juntéis para juicio. Las demás cosas ordenaré cuando llegare.


En estos versos Pablo habla acerca de la cena del Señor (v. 20). Aquí el énfasis es en la muerte de nuestro Señor Jesús por todos nosotros y el pan apunta al Cuerpo físico de nuestro Señor que fue roto por nuestra redención (v. 24). Así pues, recordar y proclamar, son los pensamientos principales de la cena, dirigiendo nuestra atención a una aspecto de la muerte y sacrificio encerrado en la cena (v. 25 - 26).
Por tanto, en la mesa, existe una relación horizontal a la vista de la comunidad creyente. En la cena, existe una relación vertical entre los creyentes y Cristo la que es manifiesta. Puesto en otras palabras, la mesa es el lugar de nuestra hermandad, compartiendo y comiendo; la cena, es la esencia de nuestra comida. La mesa es el lugar de nuestra comunión; la cena es la substancia de nuestra comunión. Y aunque la mesa y la cena son diferentes, no están separadas.

El significado de la Mesa del Señor en las reuniones de la Iglesia.

Bajo un punto de vista práctico, la verdadera situación de la mesa del Señor, nos saca de nuestro lugar habitual como personas subjetivas y absorbernos plenamente. Puesto que cuando nuestras reuniones estén estructuradas alrededor de la mesa del Señor, toda nuestra atención se aparta de nosotros mismos y queda sujeta a Cristo. De esta manera, el partir el pan nos recuerda el centro de la invisible cabeza, siempre presente en nuestras reuniones. Quizá es por esto que la mesa del Señor es lo único material que la Biblia menciona como estar presente en las reuniones de la Iglesia.
Las palabras de Hugh Kane son bastante exactas:
La belleza de ese método [reunirse alrededor de Cristo] era toda su simpleza. ¡Sin arreglos, ni adornos humanos! Sin servicio de altar, sin ministro vestido para la ocasión, sin coros uniformados… sin tener a nadie que dirigiera la asamblea otro que el Espíritu Santo. Él se las podía sólo. Él dirigía los corazones hacia Cristo… era bello y una honra para Dios puesto que era su propio arreglo. No se encontraba lugar alguno para la vanagloria de la carne. Nadie era visto en particular, sino solamente era visto Jesús. (Cita de “The Watchman, otoño 1996)
Esas eran unas pocas y preciosas verdades que traían como consecuencia del partir el pan verdades que ayudan a explicar el por qué los primeros cristianos lo hicieron el centro de sus reuniones semanales. No tenemos que decir que la práctica de partir el pan fue instituida por nuestro Señor en persona y dada a todos los apóstoles.

Mateo 26
26. Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dió á sus discípulos, y dijo: Tomad, comed. esto es mi cuerpo.

I Corintios 11
3. Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
4. Y os alabo, hermanos, que en todo os acordáis de mi, y retenéis las instrucciones mías, de la manera que os enseñé.


Con esto presente, yo me pregunto, ¿acaso la enseñanza del Nuevo Testamento no ha de ser un ejemplo para nuestro acercamiento en el día de hoy a la mesa del Señor?

¡Que nunca lleguemos a rechazar el lugar que Dios ha reservado para su Hijo en medio de nuestra mesa!


por Frank A. Viola

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