jueves, 17 de febrero de 2011

¿Deseas ser un instrumento en las manos de Dios?


En nuestro contexto inmediato nos encontramos con diversas situaciones de dolor, angustia, opresión, marginación, desesperanza y sufrimiento, y nos corresponde llevar el mensaje de salvación, aun cuando no todo el terreno sea fértil; y tener siempre en mente que Dios dispone las cosas de una manera diferente a la que los seres humanos pensamos y esperamos. 

Primeramente es necesario entender que las bendiciones que el Señor le concede a sus hijos e hijas no son para beneficio propio, sino para bien de todos los seres humanos en el cumplimiento de su plan salvífico.  Los que tienen mucho deben aportar mucho para la extensión del Reino de Dios; es decir, deben contribuir de forma destacada a la restauración de la humanidad. Los que menos tienen, también deben aportar.  No estamos hablando sólo en el sentido económico, lo cual es muy necesario también, sino mas bien en los dones y talentos que Dios nos ha dado (Mateo 25:14-30).  Tenemos que pensar, meditar y analizar cómo estamos utilizando esos dones y la riqueza que Dios nos da. Debemos preguntarnos si estamos siendo un instrumento en la proclamación del evangelio de paz. “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!” (Isaías 52:7)

Por otro lado, queremos también mencionar que por lo regular, lamentablemente, tendemos a juzgar a aquellos que se han puesto en las manos de Dios para ser sus instrumentos y nos creemos con el derecho de decidir si tal o cual persona posee las cualidades necesarias para  trabajar en la obra.

Mientras escribo me viene a la mente la historia de Ciro (Isaías 45:1-7).  Los israelitas exiliados encontraron muy difícil comprender que la redención o liberación vendría mediante la intervención de los persas paganos.  Posiblemente ellos esperaban que Dios los hiciera los nuevos amos del imperio, pues se sentían con ese derecho, eran el pueblo escogido por Dios. Si lo aplicamos a nuestros días, podríamos decir, que aquellos con más títulos y estudios bíblicos se creen superiores y con el derecho de obtener los mejores puestos en la iglesia.  Pero no saben cuán equivocados están, pues Dios sólo escoge a aquellos que rinden humildemente su corazón y su vida al servicio suyo, no importando su “status” social o preparación académica.  La Palabra de Dios dice que El escoge lo necio, vil y despreciable para avergonzar a los “sabios y fuertes” (1 Corintios 1:26-29).  Dios insiste en actuar y manifestarse a su manera, no como la gente piensa que debe intervenir.

La conquista persa con Ciro proveería la restauración al pueblo de Israel.  Por primera vez vemos en la historia de Israel un oráculo de investidura y unción de parte de Dios dirigido a un rey extranjero.  Increíblemente el profeta le dio el título de “ungido” a Ciro, en otras palabras, el Señor llama al pueblo de Israel a tomar a Ciro en serio.  Ciro fue “separado” por Dios para una encomienda específica y particular.  El Señor, en su soberanía, hace entrega a Ciro de reinos, reyes, ciudades y tesoros.  Dios iría delante de Ciro para prepararle el camino de sus conquistas, pero éste a su vez debería reconocer y apreciar la acción divina.

Por otro lado quiero destacar el hecho de que Ciro era pagano y enfatizar el punto de que Dios no toma en cuenta nuestro pasado, sino que interviene de acuerdo con nuestro deseo de aceptar su mensaje y su voluntad.  Vemos aquí que la gracia divina es clara: Dios ciñe a Ciro, aunque no conoce al Señor.  El instrumento seleccionado por Dios no es escogido por los valores intrínsecos que éste posee, sino por la voluntad divina y su gracia inefable.  Dios busca corazones rendidos a su voluntad.  A los pies de Cristo somos nuevas criaturas y su Espíritu nos capacita para hacer grandes cosas en Su Nombre.

Dios llamó a Ciro por su nombre, que equivale a decir que conoce su persona, su ser, sus pensamientos.  Lo llama tal cual es para cumplir una misión determinada.  Muchas veces nosotros dudamos de las personas que son llamadas por Dios para llevar a cabo sus propósitos, porque creemos que tienen que ser “perfectas”.  Pero Dios nos llama tal cual somos.  El Señor nos ama, nos quiere y nos llama por nuestro propio nombre, a hombres y  mujeres, para que trabajemos en la restauración de su pueblo, proclamando el mensaje de fe, de vida, de esperanza, de salvación por doquier, sin hacer acepción de personas.  Dios escogió a Ciro siendo pagano, y te llama a ti, y me llama a mí, y nos dice: “No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.” (Isaías 43:1)

Dios depositó su confianza en Ciro, y también la deposita en nosotros hoy.  ¿Te ves tú como un instrumento de Dios? El es quien nos llama y nos presenta alternativas y posibilidades aunque nos quedemos cortos en el conocimiento que tenemos de El.  No es necesario fascinar a las multitudes, sino llevar la Palabra de Dios.  Nuestra fe y nuestra confianza deben estar depositadas en El.  En nuestro mundo egoísta y materializado valen mucho el poder, los bienes materiales y las apariencias, pero el Señor maneja una lógica diferente a la nuestra.  Si el triunfo dependiera de nosotros, todo fracasaría, pero Dios sabe que El debe preparar el camino para que su mensaje pueda llegar, germinar y dar frutos.  Sólo a El debemos aferrarnos, y comprobaremos que “el trabajo en el Señor no es en vano“ (1 Corintios 15:58).

Anímate a ser un instrumento en las manos de Dios no importando las situaciones adversas y no olvides “cuán hermosos son los pies de aquellos que anuncian la paz y traen buenas nuevas de salvación.”

¡Dios te bendiga y te guarde!

1 Tesalonisenses 5:23-24 - “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.”

Isaías 55:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.Isa 55:7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
¡Cuidate!
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