jueves, 18 de marzo de 2010

Nuestros Fundamentos: Capítulo 2, "Reunidos en Su Nombre"

Capítulo II

Reunidos en su Nombre
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Reunidos en el Nombre que es la Roca de la Salvación
Una de las condiciones indispensables para que haya iglesia local es, sin duda, el nombre que reúne a dicha congregación.
Podemos afirmar que habrá iglesia cuando los hijos de Dios en determinado lugar se reúnan en el nombre de Cristo: Roca y fundamento sobre la que la iglesia fue fundada.

1Corintios 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.

Reunidos en su Nombre implica reunirse bajo su rúbrica y comprometidos con lo que Él es. Implica estar reunidos como embajadores de y accionando en fe de acuerdo con aquello que Él demanda.
En su Nombre implica en la plena seguridad de su Presencia en nosotros, en tanto hijos, y entre nosotros, en tanto iglesia, congregación y comunidad.

2Corintios 5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Esta rúbrica, firma o sello es la autoridad que Dios ha querido concedernos a sus hijos en confianza.
El mismo Hijo de Dios nos llama a reunirnos en su Nombre y es esta confianza que el depositara en nosotros la que tiene que hacernos reflexionar en cuanto a nuestra forma de desempeñarnos y acerca de nuestro compromiso de vida con quien diera su vida por nosotros.
Reunirse en su Nombre no es una reunión más, ni debiera ser una costumbre, sino que debiera ser un encuentro con Dios mismo, que habita en medio de aquellos por Él redimidos para expresar el amor que Él mismo tuvo hacia nosotros.
En consecuencia, reunirse en su Nombre implica tomar su sello o su firma como un derecho dado por Jesucristo para invocarlo con poder y autoridad que no puede ser resistida por nada ni nadie.
Jesucristo, Dios con nosotros, Verbo divino, Dios hecho Hombre, Fiel y Verdadero prometió estar en medio de dos o tres de sus hijos toda vez que se reunieran en su nombre.

Mateo 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Su presencia prometida es autoritativa y es a la iglesia a quien Dios concede este beneficio pocas veces entendido y practicado. Este no es un Nombre más, es Nombre sobre todo nombre que se nombra. Todo está sujeto bajo su mando.

Filipenses 2:9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
2:10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Es necesario comprender lo antes posible que cada vez que nos reunamos en el Nombre de Jesús lo estaremos haciendo bajo la cobertura de su sello y de su rúbrica.
Jesús mismo nos dice: “reúnanse en mi Nombre y yo responderé con mi sello y con mi propia presencia en medio de ustedes”.
Si lo pensamos detenidamente, es algo conmovedor que nos debería llenar de gozo y a su vez de un temor reverente ya que por cada cosa que hagamos será Jesús mismo quien responderá por ellas.

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Reunidos en el Nombre de Aquel que es la Cabeza de la iglesia

Esa autoridad delegada en nosotros, sus hijos, será también la que rija -o mejor dicho- la que debería regir los pasos y las determinaciones de la iglesia que es su cuerpo. Por tanto, podemos llegar a la conclusión de que congregarse es estar como cuerpo en Su presencia para que se manifieste a Su iglesia, que es Su cuerpo transmitiendo vida y coordinando los movimientos del mismo.

Colosenses 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;”

Este cuerpo, del cual Jesucristo es la cabeza, es “una comunidad encarnada de aquellos que han recibido la Palabra de Dios en Cristo Jesús, y buscan encarnar esa Palabra en sus propias vidas a través del poder del Espíritu Santo”.
Una comunidad de creyentes, es decir de aquellos que han nacido de nuevo, de aquellos que han recibido a Cristo y saben que son hijos de Dios y que tienen derecho y potestad de Dios para llamarse de ese modo.

Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

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Reunidos en el Nombre que da vida
Una comunidad relacionada con la vida que imparte Dios a aquellos que creen en Jesucristo y lo siguen.

Juan 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Juan 6:35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 11:25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Si Cristo es la cabeza de la iglesia y la iglesia es Su cuerpo tendrá que tener como características la impartición de vida y no tendrá que haber prevalencia de la muerte en ninguna de sus formas en ella.
Será una comunidad relacionada con la vida de Cristo quien le da vida a su cuerpo por medio del obrar del Espíritu Santo .
Una comunidad de fe que se congrega no para compartir al modo de un club social, sino en un compromiso encarnado con la vida del otro. En sus alegrías y tristezas, en sus dudas, en sus incertidumbres, en la ayuda mutua, en el soportarse los unos a los otros, en el cumplimiento por medio de la fuerza que da el Espíritu Santo de tener y ejercer el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús.

Filipenses 2:3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
2:4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Si no fuese posible tener el mismo sentir que Jesucristo, Dios no lo demandaría en su Palabra. Ahora bien, este sentir es solamente posible por el accionar pleno del Espíritu Santo en nosotros.
Una iglesia reunida en su nombre es una comunidad de fe que cree en Jesucristo y que Él está en ellos y en medio de ellos dando vida.

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Reunidos en el Nombre que es la Palabra encarnada

Jesús es la Palabra encarnada, el verbo encarnado como determinante de acción y parte imprescindible para que una oración haga/ tenga sentido.
Identificarnos e invocar a Jesucristo como cuerpo hace de la iglesia una comunidad de fe encarnada en cada una de las vidas que la componen, las que se relacionan mutuamente y buscan el beneficio del otro.

Dios habla hoy:
Juan 1:1 En el principio ya existía la Palabra; y aquél que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.

Reina Valera 1960
Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

La iglesia es una comunidad encarnada que no mira por lo suyo propio sino por lo de los otros. Esto no significa un desinterés por la vida propia ya que no es lo que dice el pasaje de la Carta a los Filipenses anteriormente citado. Si miramos bien dice “…también por lo de los otros…” con lo que nos está indicando que tampoco tendremos que descuidar nuestra vida.
Jesucristo nos llamó a amarnos como Él nos amó y esto si no fuera posible no habría sido pedido por Él.
Quizás alguien pueda considerar que esto es idealista y coincidiremos con dicha apreciación ya que el mismo Señor nos llama a ser perfectos, ni más ni menos:

Mateo 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Hay poder en Dios y es esperable por medio del Espíritu Santo que todo creyente crezca cada día en la gracia y en el conocimiento de Dios y en amor mutuo. Esto lo conocía bien el apóstol Pablo y es por eso, justamente, que aconseja a los tesalonicenses en este sentido.
¿Por qué nos llama a tener el mismo sentir que Jesucristo?... ¿Porque pensaba que no era posible?...¡ Todo lo contrario!: Porque pensaba que era posible y que era de Dios el procurar vivir de este modo.

1 Tesalonicenses 3:12 Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros,
3:13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

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Reunidos en su Nombre: Desechando personalismos

Jesús es la Palabra encarnada en la iglesia, en cada uno de sus miembros, en relación vertical con Dios y en relación horizontal con los hermanos. Relación horizontal que se expresará también, por la sujeción a Dios y en aprendizaje de aquellos que, en humildad pero con autoridad, ejercerán sus ministerios como parte del cuerpo. Jesucristo es presentado por San Pablo como la cabeza del cuerpo que es la iglesia.
Como congregación local esta iglesia estará guiada por el Espíritu Santo, mas esta guía será a través de sus siervos fieles, estando cada uno de éstos en las diferentes partes del cuerpo, conforme sea la voluntad de Dios.
Para ello es necesario que se reconozca en el cuerpo la autoridad espiritual dada por Dios a sus hijos. Por esta razón es imprescindible que se determine bien claramente qué declara la Palabra de Dios acerca de cada ministerio por ella descripta.
Por el momento diremos que hay un notable y claro rechazo en la Palabra de Dios a toda forma de personalismo, a todo aquello que pretenda tomar el espacio que sólo puede ejercer Jesucristo.

1Corintios 1:12 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.
1:13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
1:14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,
1:15 para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre.

Lamentamos mucho que hoy se escuche a algunos, que pretenden ser llamados apóstoles de Cristo, haciendo críticas a quienes consideran sus competidores cuando se supone que son hermanos en la fe.
Cuánta falta hace hoy en día la humildad de un verdadero apóstol como San Pablo cuando expresaba: “…para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre”.
No pretendía que su nombre figurara. Cuánta falta hace la humildad y la decisión de un verdadero profeta, como Juan el Bautista, cuando decía que era necesario que su ego disminuyera para que creciera Jesús.

Juan 3:28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.
3:29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.
3:30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

La palabra de Dios nos hace referencia a cuatro ministerios, a saber: Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.
Si alguien quiere decir que no es sólo esto lo que compone la iglesia diremos que es cierto, pero nuestro cuestionamiento radical es que no hay en la Biblia autorización para decir que es uno sólo el ministerio (el pastoral, o el que fuera) en el que la iglesia se deba recostar y desarrollarse.
Uno de los peligros más grandes que existen en la iglesia es también el mismo peligro que existe fuera de ella. Creemos que es la exaltación del ego, que se ve claramente en la voluntad de dominio hacia el otro.
Lo que afuera se llama sometimiento del hombre por el hombre a gran escala, también es un enemigo dentro de las congregaciones, en menor escala cuantitativa. Podemos afirmar que es devastadora la consecuencia que ejerce en las congregaciones el hecho de querer prevalecer por medio de algún rango jerárquico.
Dios, en su infinita sabiduría nos ha constituido en un Cuerpo del cual Jesucristo es la Cabeza. Es Él quien en su Sabiduría tendrá que coordinar los movimientos de dicho cuerpo.
Ahora bien, es imprescindible que abramos nuestros ojos y veamos la calidad de creyente que puede ejercer un liderazgo en una congregación.¿No habría, en ese caso, expresado Dios en su Palabra que Él quería que haya un iluminado en su iglesia que explicara su Palabra, a quien le iba a decir adonde conducirnos como cuerpo de Cristo? ¿No es este el caso que, en un extremo, expresa el asfixiante romanismo?
Este es la máxima expresión de alguien que se cree único intérprete y representante de Dios en la tierra y que concentra en su poder institucional el destino de la vida de fe de aquellos que se alienan y dejan que otro interprete y decida su vida de fe.
Al decir de la Palabra de Dios, el que tenía Salmo compartía Salmo.

1Corintios 14:26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.

En el hecho de querer constituir un líder que nos explique todo, en muchos casos hasta nuestra vida misma, hay una doble responsabilidad.
En primer lugar, en que dicho supuesto iluminado accede a algo que no está en la Palabra de Dios. Y en segundo lugar, en que él tiene algo que los demás no tenemos: un poder o un don especial desde los cielos dado.

Si Dios en su Palabra compara a la iglesia con un cuerpo, quiere decir que la iglesia también, en un sano funcionamiento, elaborará los anticuerpos necesarios para que cualquier enfermedad que quiera entrar en ella por medio de un cuerpo extraño sea combatida. La única forma de generar estos anticuerpos es por medio del funcionamiento corporal y de recibir órdenes de la cabeza, en un contexto bíblico.
Obviamente, debe haber autoridad en la iglesia en algunos hombres y mujeres, éstos serán los que solventarán su palabra de fe con hechos de fe concretos y no fingidos. Llamaremos a esto autoridad espiritual.
El basar toda una congregación en manos de un solo hombre, que supuestamente depende de Dios, impide el desarrollo de los dones del resto del cuerpo.
La forma de colaboración que se ve en Timoteo hacia Pablo no es por miedo a la persona de Pablo sino por un amor de hermano, que se percibe aún desde la misma letra de la Biblia cuando Pablo se refiere a su ayudante. El vínculo perfecto, y al que Dios aspira, es el amor y no se conformará con menos que esto.

1Pedro 5:5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.

Sujetos a los ancianos; y todos sumisos unos a otros; mutua colaboración y un respeto por la vivencia del otro que nos preceden en la fe y nos enseñan con su ejemplo.
La fe es un Camino a realizar, y es en la mutua colaboración de los diferentes dones y en su ejercicio, donde se ve y se hace práctico dicho amor.
Obviamente que habrá un guía, sí. Lo afirmamos y lo reafirmamos y lo reafirmaremos las veces que sea necesario: este guía será Jesucristo.
Ahora bien, ¿cómo lo hará? …Respuesta: por medio de su Palabra, la que es “viva y eficaz….”

2Pedro 1:20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Todos nosotros, los creyentes, tendremos que dar de una vez un paso al costado para que la Biblia nos hable en cada reunión, y que el Espíritu Santo nos hable a cada uno de nosotros como cuerpo de Cristo, para darle cause a su perfecta Voluntad.
Este será un ejercicio continuo en cada reunión y tendremos que aspirar a que sea vivido como un presente continuo en nuestras vidas.
Su Voluntad nunca estará en contra de Su palabra ya que el Espíritu Santo no se contradice y Él nos quiere guiar a la plena vivencia del Cristo en nuestras vidas.
La aceptación de un líder carismático ha generado un grado superlativo de toxicidad en la iglesia y esto termina alejando a los no creyentes y a muchos creyentes de las mismas.
No sólo esto es un error cuantitativo y muchos no son alcanzados por el Evangelio, sino que el error es cualitativo.
Es un error cualitativo en que Dios no quiere que las iglesias se edifiquen en derredor de ningún pecador sino de su Hijo Jesucrito; y es un error cuantitativo en que si se hiciera un trabajo apostólico dejando encargados de cada obra en los lugares en donde se predica el Evangelio, el crecimiento cuantitativo sería muchísimo mayor que a través de estas denominadas “mega-iglesias”.
En otro capítulo, más adelante, trataremos de exponer según nuestra interpretación qué quiere decir cada ministerio.

2Corintios 11:13 Éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo
11:14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
11:15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

¿Es que Dios no anhela que haya hijos suyos que se dediquen a conducir a su iglesia? La respuesta es Sí. Mas Dios dio dones y en una sana relación, el pastor- maestro respetará al apóstol, el apóstol al evangelista y al profeta.
Cada uno respetará y amará al otro, ya que el amor es el único vínculo que Dios admite.
Lo importante es saber que cada ministerio es de un solo cuerpo y que Jesucristo como Cabeza del mismo hablará para que el crecimiento sea bien armónico.
Esto es para resaltar que nos demos cuenta de que el ministerio del otro es importante y para que no se establezcan competencias entre los mismos.
Un ejemplo bien claro es el respeto que San Pablo demostró en su relación con las mismas iglesias que él había levantado.
Una vez establecidas y habiéndose constituido en iglesias, San Pablo respetaba cada una de sus decisiones como iglesias locales, no interviniendo en nada en las determinaciones de las mismas a no ser por un expreso pedido de éstas.
Un apóstol puede ser pastor y maestro pero si ha sido enviado a fundar iglesias en el Nombre de Cristo una vez cumplido este objetivo tendrá que establecer a aquellos ancianos que queden a cargo de la misma y partir a otro lugar como respuesta al llamado del Señor.
El otro aspecto al que tenemos que prestar nuestra atención es a la profesionalización del “llamado” como una suerte de intelectualización del servicio a Dios.
Nadie entienda mal, Pablo era un erudito en teología como pocos en la historia, pero no fue esto lo que lo llevó a ser quien fue, sino su total entrega a la voluntad de Dios.
Reunirse en Su Nombre es algo sagrado en el sentido más amplio y profundo que pueda tener la palabra.
No es cuestión de lugares, ni de vestimentas ni de ritos: es respuesta de los hijos fieles a Dios que quieren hacer su voluntad como cuerpo, conforme a lo que se desprende del testimonio de Jesucristo, al cual nos guía el Espíritu de Dios por medio de su Palabra.
La iglesia se reúne en su Nombre, y el Nombre de Jesucristo es el sello de la autoridad universal que Dios Padre le ha dado a Su Hijo, ante quien se somete todo lo que existe en los cielos, en la tierra y debajo de la ella.

Filipensaes 2:9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
2:10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

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