jueves, 18 de marzo de 2010

Nuestros Fundamentos: Capítulo 7, "Las reuniones"

Capítulo 7

Las reuniones

Reiteraremos algo ya dicho con el solo fin de insistir en la importancia que el teme requiere. Una reunión es un encuentro o un reencuentro, es decir que cuando nos congregamos nos re-unimos en el nombre de Cristo.
Somos llamados a la asamblea según lo que hiciera Dios con el pueblo de Israel.
Este encuentro es un encuentro entre seres vivientes, el Ser Viviente por excelencia, Dios Eterno y su pueblo salvado por Jesucristo su Hijo.
¡Es decir que todo encuentro de la iglesia reunida, en principio, es un encuentro viviente, en el que se transmitirá vida!
Cualquier elemento o hecho que no transmita vida no contará con la aprobación de Dios, ya que en su iglesia Dios no admitirá ningún indicio de muerte en ninguna de las formas en que ésta puede aparecer.

Las reuniones de las iglesias tienen, como antes vimos, algunas características que también estaremos recordando en este capítulo.

Reunidos en su Nombre

La primera de ellas es que dos o más hijos de Dios se reúnan en su Nombre, en el Nombre de Jesús.
Es decir que la congregación es el cuerpo en la casa o localidad en la que se reúne y siempre la Cabeza será Jesucristo.
Con esto queremos decir que ninguno, reiteramos, ninguno puede tomar el lugar del Señor.
Reunirse en su Nombre es reunirse en su autoridad como vimos en otro de los capítulos.
Esta es una característica singular que toda congregación debe tener como primordial.
En donde alguien quiera establecerse como único vocero de la Palabra de Dios habrá, cuando menos, una distorsión de la voluntad de Dios expresada en su Palabra y, en los casos más extremos, estaremos en presencia de algo totalmente ajeno a ella.

En medio de ellos: La presencia prometida de Dios

Sabiendo cada uno, por fe, que Él estará en medio de aquellos que se reúnan en su Nombre. Ahora bien, es el mismo Señor Jesús que habita en medio de ellos como la Cabeza de la iglesia que se congrega en su Nombre. Dios, en estos tiempos, ha decidido expresarse por medio de su Espíritu Santo y entendemos que la obra de Él es perfecta.
La obra de Dios Padre es perfecta, la obra de su Hijo fue y es perfecta y así es la obra del Espíritu Santo.
Muchas veces, por nuestra poca fe y por ponernos en lugares equivocados, y en el peor de los casos por haber ocupado el lugar de Cristo como cabeza de la iglesia local, es que Dios no ha obrado a favor de la extensión de su reino aquí en la tierra.
Todos, absolutamente todos los miembros de la iglesia tienen algo para aportar. Esto será de acuerdo con los dones que Dios ha provisto y de acuerdo con la experiencia vivida como testimonio.
Es voluntad de Dios que cada uno de los miembros del cuerpo colabore en orden a lo que la cabeza diga y en armonía con los movimientos de los otros miembros del cuerpo.
Para redondear la idea, uno de los principios fundamentales es la dependencia del Espíritu Santo para saber la marcha de la iglesia y otro principio fundamental es el de mutualidad.
San Pablo lo dice en el siguiente pasaje:

Colosenses 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

Mutualidad en el cuerpo y en las reuniones

La tercera característica para que exista iglesia es el sentido de dependencia mutua y se espera que esto esté expresado también en las reuniones.
Además de esa dependencia de las órdenes de la Cabeza, se tendrá que tener en cuenta el sentido de dependencia mutua.
Cada miembro dependerá de Cristo y estará en interdependencia con el otro para articular los movimientos del cuerpo.

Romanos 12:4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

La Cabeza es Jesucristo y la iglesia es su cuerpo, y todos miembros los unos de los otros.
¿Puede una parte del cuerpo humano, que no sea la cabeza, pensar y ordenar los movimientos del resto del cuerpo? La respuesta evidente es NO.
Lo mismo en la iglesia.
¿Puede una miembro del cuerpo -por dar un ejemplo diremos el pie- actuar separado del cuerpo? La respuesta evidente es NO.
Lo mismo en la iglesia.
¿Puede la mano del cuerpo de algún hombre o mujer ir a buscar un vaso de agua a una heladera a 5 metros de distancia si no va el resto del cuerpo? La respuesta evidente es NO.
Lo mismo en la iglesia.
Estos cuestionamientos pueden parecer básicos o ingenuos; pero cuando vemos el funcionamiento de algunas congregaciones nos damos cuenta de que no es así y por eso es válido el ejemplo.
Una de las prácticas más eficaces a las que Dios nos alienta por medio del Espíritu Santo y a través de la palabra por Él inspirada es el soportarse los unos a los otros.

Para que haya iglesia tiene que haber espíritu de cuerpo y en ese espíritu de cuerpo tendrá que haber sentido de mutualidad. Es decir, que cada miembro no tiene razón de ser en la iglesia sin el otro, así como cada miembro del cuerpo humano, aislado o separado del cuerpo ya no es el cuerpo.
Como es de suponer, no todos quizás tomen participación directa, ni sean voz activa o ejecutores directos de algo que se lleve adelante en las reuniones, pero esto será de acuerdo con lo que Dios diga a cada uno.

Lo importante aquí será saber y estar enseñados en que una reunión de iglesia tiene como una característica principal y primordial la posibilidad de que cada miembro se exprese en libertad y para edificación del cuerpo de Cristo, sea quien sea, así haya “nacido de nuevo” en esa misma reunión . Entendiendo nacer de nuevo el aceptar a Jesucristo como Salvador y Señor de nuestras vidas.

Este sentido de mutualidad, que invita a la participación, hará que las reuniones a veces sean aburridas, comparadas con los shows que últimamente se ven en algunas congregaciones en las que hay uno o varios “iluminados” y aproximadamente un 90% de los congregados lucen como simples espectadores pasivos.

Estas tres características: 1. Dos o más reunidos; 2. Reunidos en su Nombre; y 3. El sentido de mutualidad y de cuerpo, serán las que básicamente se cumplirán en cada una de las reuniones que se lleven adelante en la iglesia y que conforman la esencia de la misma. Representan las cuestiones de fondo y los fundamentos, más allá de los formalismos y de las cosas que se hagan en las mismas.

En cuanto a reunirse en el Nombre de Jesús

Esto se invocará en oración de fe y se agradecerá porque las promesas de Dios son en Él el sí y en el amén.

2Corintios 1:19 Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él;
1:20 porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.
2Co 1:21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios,
2Co 1:22 el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.

Creemos que sus promesas son cumplidas por medio de la fe, pero esta fe no tiene que ver con el futuro sino con el pasado. Concretamente con el cumplimiento del plan de redención en Cristo mediante su muerte y resurrección.
En Cristo está el cumplimiento de las promesas y una de ellas es que Él estará en medio de dos o tres que se reúnan en Su Nombre.
No solamente creemos que Él está en medio nuestro sino que sabemos que Él está en medio nuestro.
¿Por qué?, es muy sencillo porque Él lo dijo y nosotros le creemos.

Mateo 18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Si observamos detenidamente, veremos que el versículo 19 habla de una oración de acuerdo en la que, para nuestra sorpresa, Jesús dice que cualquiera cosa que pidiéremos nos sería hecha. Esta es una de las claves de la oración de la iglesia que cuenta con promesas muy fuertes y con algunas condiciones para ser respondidas.
Es notable la importancia del acuerdo y de la armonía, el buen espíritu que se espera domine a la iglesia y en la iglesia de Jesucristo.
Así que, si bien este punto en particular lo veremos en otro capítulo, podemos decir que en toda reunión de la iglesia la oración es imprescindible. Porque no solamente Dios quiere estar en medio de nosotros, sino que quiere que le hablemos a Él sin más intermediarios que su Hijo Jesús de Nazaret.
Es importante remarcar que la presencia de Dios es prometida en las reuniones y es imprescindible aplicar a esto nuestra fe para ver el obrar de Dios en nuestras vidas, porque sin fe es imposible agradar a Dios.

Hebreos 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Reunidos alrededor de la Palabra

En una relación de mutualidad ya no existirá el púlpito como forma de exposición de la Palabra de Dios. Así que cada congregación podrá buscar la forma de exponer un mensaje bíblico con testimonios, enseñanza, vivencia y esto dejará de lado toda rigidez que apague al Espíritu Santo.
Alguno podrá hacer de moderador de algún análisis de ciertos pasajes, pasajes de los que se espera que cada miembro opine en cuanto a su elección.
La visión de la iglesia surgirá de la opinión de los miembros, ya que se espera que cada miembro del cuerpo, en comunión con la cabeza que es Cristo, haga movimientos en conjunto y armónicamente.
La Palabra, su lectura y su estudio será primordial: estar lleno de Dios es estar lleno de la Palabra. Es por ello que se sugiere leer la Biblia entera una vez por año y escudriñarla con temas específicos en los que la congregación entera se involucre.
Estos temas específicos tendrán que ver con los movimientos y las acciones que la iglesia tome en cuanto a su expresión de amor de los unos a los otros como cuerpo y a la comunidad.

Dios no subestima a ninguno de sus hijos, así que se espera que en el cuerpo que es la iglesia y en sus reuniones, cada uno pueda decir con absoluta libertad su opinión teniéndose en cuenta que toda Palabra específica (palabra Rhema) dada a alguien en particular traerá unidad y armonía; y en este caso será el liderazgo de la iglesia en autoridad espiritual de quien se requiera humildad y discernimiento para escuchar y ejecutar la voluntad de Dios.

Este liderazgo nunca será personalizado sino que estará a cargo de tres ancianos (entendiendo que anciano es alguien que tiene un crecimiento mayor en la fe respecto de otro) . Decidimos que sean tres encargados solventados en el siguiente versículo:

Eclesiastés 4:12
Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.

Las necesidades básicas cubiertas

Es necesario que ninguno de nosotros se entienda a sí mismo ni entienda al hermano como una función en el cuerpo, sino como miembros del mismo.

No podemos caer en el grave error de desarrollar actividades y vernos a nosotros tanto como a los demás como una función, un engranaje.
Esta forma de vernos o de ver a nuestro hermano en la fe en el cuerpo proviene pura y exclusivamente de Satanás.
Sin temor a equivocarnos expresamos que cuando el hombre pasa a ser una función empieza su despersonalización y se entra en un sistema bestial.
Deja de ser persona y empieza a ser número.

Si se entendiese equivocadamente, la actividad y “el resultado” empiezan a ser lo importante y poco importa quién la haga, sino que interesa que sea llevada adelante y con “éxito”. No importa la reunión en sí como actividad, sino las personas que componen el cuerpo de Cristo más allá de la actividad a llevar adelante.
Pero para el creyente y para el cuerpo de Cristo será imprescindible el buscar y el anhelar como prioridad a Cristo, a su persona y a su Perfecta compañía a través del Espíritu Santo en nosotros.
No buscamos, ni pretendemos, ni anhelamos la bendición de Dios como prioridad, sino su Perfecta compañía y su Presencia que es, en definitiva, hacer aquello que Jesús nos ordenó al decir:

Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

En aquellos casos en que esto no fue comprendido, se transformó a los miembros en números y el creyente pasó a ser una función numérica y parte de un sistema que tiene como meta el hacer prosélitos como señal de la bendición de Dios.
El “sistema” se alegra cuando un banco o una silla son ocupados sin importar lo que le ocurre a la persona que lo ocupa. Este sistema bestial se olvida del ser humano y hace mercadería del creyente.
Al falso profeta le agradan este tipo de relaciones y está conforme con esta visión.

2Pedro 2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2:2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,
2:3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

Cuando los hombres en cualquier ámbito son considerados funciones o números han entrado en un sistema satánico.
Recordemos que Dios es el Gran Yo Soy, definido por el Ser Eterno y la bestia apocalíptica es definida por un mero número, el 666.

La iglesia no puede darse el lujo de perder de vista que somos un cuerpo y que cada uno de nosotros somos seres humanos con virtudes y defectos, con sentimientos y necesidades, con miedos e inseguridades, con circunstancias que a veces son insostenibles sin el apoyo del hermano.
La iglesia no puede darse el lujo de planificar actividades y sostener una estructura deshumanizada en la que la vida del otro no tiene cabida ni es tenida en cuenta como prioridad.

Es muy común que al considerarnos una función o un número nos empecemos a olvidar de que somos seres humanos y que atravesamos diferentes circunstancias. Al importarnos solamente la asistencia numérica y las actividades a desarrollar, no atendamos especialmente a los hermanos más débiles y necesitados o a aquellos que atraviesan circunstancias difíciles, con lo que se generan situaciones en las que equivocamos nuestras prioridades.
Pero nunca olvidemos que lo primordial será la persona de nuestros hermanos. Esto diremos que es una forma práctica de lo anteriormente definido como mutualidad, esto es ejercicio práctico de cristianismo.
La mutualidad en las reuniones no se refiere solamente a la participación de cada uno que así quiera hacerlo, sino el saber primeramente que todas las necesidades del cuerpo están siendo atendidas por “unos y otros”.

Todo bajo el dominio del Espíritu.

Leer la Palabra y orar es algo imperativo en la vida del creyente. Ahora bien, este orar y leer la Palabra tendrá como resultado un “mover” del Espíritu que nos orientará siempre a suplir las necesidades concretas y materiales del hermano como preferencia.

Santiago 2:14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
2:17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

Lamentablemente, en muchos casos entendimos mal lo que significa ser espiritual. Separamos cuerpo, alma y espíritu; nos fragmentamos quizás como consecuencia del concepto griego que llegara hasta nuestros días. Esto no es lo que acabamos de ver en el anterior pasaje.
Si decimos: “Id en paz que el Señor proveerá, yo tengo fe que así será”, o la tan mentada frase “estaré orando por vos…” pero no activamos absolutamente nuestro ser para suplir sus necesidades materiales, más que espirituales somos hipócritas o, por lo menos, insensibles.
Si tenemos un dolor de estómago todo el cuerpo se duele; si nos duele la espalda, todo el cuerpo se duele; si nos duele un brazo, todo el cuerpo está dolido e incómodo. ¿Cómo se llega a esto? ¿Cómo se hace para llegara a tal práctica en la realidad? ¿Puede ser esto posible?
La respuesta es:

Lucas 1:37…nada hay imposible para Dios.

Sólo una iglesia que se compromete con la Palabra y a estar en oración en la vida personal y devocional de cada uno de sus miembros, y en oración corporativa puede llegar a estar gobernada por la Cabeza del cuerpo, es decir: Jesucristo.

Esto no se logrará haciendo cosas, no dependerá del que quiera y del que corra, sino de Dios. Será resultado de muchísima oración de los unos por los otros a favor del crecimiento del cuerpo y del reino de Dios en la tierra.
Poniéndonos a un lado y dejando que el Espíritu Santo sea el centro de las reuniones, como consecuencia lógica de que es el centro de nuestras vidas, es que la iglesia crecerá armónicamente.
Sólo con oración intensa y ferviente, con compromiso con la Biblia y en ayunos será que la iglesia crecerá en gracia y en conocimiento de Dios.


El orden en las reuniones
Dios es un Dios de orden, así que esto implica que donde haya orden habrá la creatividad del Espíritu Santo.

Colosenses 2:5 Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

1Corintios 14:39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas;
14:40 pero hágase todo decentemente y con orden.

La libertad y el mover del Espíritu Santo nada tienen que ver con el histrionismo ni con el desorden. Cabe aclarar que el histrionismo es un desorden psicológico en este caso, que en muchas oportunidades sale a relucir en congregaciones que dan lugar a este tipo de manifestaciones.

Es evidente que el histrionismo busca ocupar un lugar que no le pertenece, así como el desorden últimamente se entendió como un mover del Espíritu Santo.
A nuestro juicio, ha sido en muchísimos casos el mover del espíritu de los demonios que han alejado a la gente de las iglesias. Hoy en día se ven las cosas más desopilantes en algunas congregaciones y todas pretendiendo ser inspirados por el Espíritu de Dios.
La opinión del Espíritu Santo que inspiró a San Pablo a decir lo siguiente no dice lo mismo:

1Corintios 14:23 Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?

¿Seremos obedientes a toda la Palabra o solo a lo que nos conviene y queremos llevar adelante para parecer espirituales?
Hablar en lenguas… ¿No nos hace sentir un poquito superiores a los que no hablan? ¿No tiene esto que ver con el ego y la soberbia?

1Corintios 14:18 Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;
14:19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.

Tomamos el hablar en lenguas solo como ejemplo. No tenemos ni tendremos ningún problema con el don de lenguas, pero en la iglesia será hecho como dice en la Palabra. San Pablo dice, como veíamos más arriba, que si nos manejamos desordenadamente los incrédulos están autorizados a que nos llamen locos.
Libertad del Espíritu en orden parece ser la propuesta del mismo Dios en su Palabra. Creatividad de Dios mediante la expresión del Espíritu Santo a través de cada uno de sus miembros, parece decir la Biblia.

Las reuniones, se puede decir que estarán regidas por los dos mandamientos más importantes que fueran anunciados por Cristo:

Mateo 22:36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
22:37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
22:38 Este es el primero y grande mandamiento.
22:39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
22:40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.


Los principios básicos o fundamentos básicos de la iglesia son una práctica de estos mandamientos, o por lo menos deberían serlo: Reunirnos en el Nombre de Cristo, reconociendo su Amor y la imprescindible necesidad de Él, de su amor y su poder. Cristo en medio de nosotros y el amor al semejante, priorizando nuestra relación con nuestros hermanos como lo que son: personas, seres humanos.
Necesitamos ejercer el llamado de Dios a la oración para no perder de vista estos principios que nos sensibilizan en la búsqueda del propósito de Dios.
Más allá de toda actividad, estará no perder de vista en ningún caso y por ningún motivo, que la reunión de la iglesia será reunión de Vida en Cristo y la Vida de Cristo será aquello que nos gozaremos en transmitir.
En este sentido, Dios nos hará ver como hijos suyos a cada uno de los miembros de su cuerpo, y como personas nos humanizará por medio de la llenura de su Espíritu Santo y nos hará ver que nuestro hermano requiere, en principio, de nuestra misericordia, tal como está escrito:

Salmo 51:16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Oséas 6:6 Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.

En resumen

El Señor de señores y Rey de reyes, Él y sólo Él es el único imprescindible para que haya iglesia y es en su Nombre que nos reunimos.

Mateo 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Él es dador de la vida y rogaremos a Dios que las reuniones de la iglesia transmitan su Vida.

Juan 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

Esto será por medio de la comunión y el mutuo sentido de servicio entre sus hijos, vistos solo como personas y no como individuos que cumplen una función o que ocupan un lugar para que seamos más.

Juan 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
13:35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.


La Palabra de Dios será nuestra Roca y confiamos que el Espíritu Santo nos guiará a toda verdad, según su promesa.

Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

A pesar de nuestras imperfecciones procuraremos y rogaremos servirnos en amor mutuo y en hechos concretos por la potencia de su Espíritu.

Hechos 1:7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;
1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Las reuniones no tendrán metodología alguna.

¡El Señor bendiga a su iglesia y conceda en ella su Perfecta humanización como comunidad, para que el reunirnos sea un interés genuino y en el Nombre de su Hijo, esto es Jesucristo; y en las personas, esto es, sus hijos a quienes Él rescató de sus pecados tal como son!

Nuestros Fundamentos: Capítulo 7, "Las reuniones"SocialTwist Tell-a-Friend

0 Comments:

Señales de los últimos tiempos

Requisito para pertenecer a la iglesia de Jesucristo

“La iglesia es la única comunión fraternal en el mundo cuyo único requisito para integrarla es la falta de mérito del candidato.”

Robert Munger